Estimada Lulú Petite: ¡Esto aún no termina y se pone cada vez más interesante... al rojo vivo!
Debo confesarles, amigos de El Gráfico, que esta apasionante mujer
me ha dejado exhausto en la segunda caída de nuestro enfrentamiento,
pactado a dos de tres cuartillas sin límite de caracteres.
Al leer sus contundentes respuestas debo reconocer que ha resultado
una digna rival. Desde luego, esta caída la ha ganado ella y por lo
tanto estamos empatados.
Sin embargo, lo más impresionante de este singular combate no han
sido sólo las preguntas y respuestas de ambos, ni descubrir la
sensibilidad y ternura que envuelve a esta excitante mujer.
También lo ha sido la participación de todos nuestros lectores que,
como en una lucha sobre el ring, juegan un papel sumamente importante
al participar dando sus opiniones y sugerencias; similar a cuando
gritan, aplauden, se paran y están al filo de la butaca en una arena,
logrando que la lucha resulte ser sumamente emocionante.
En estas dos caídas plagadas de técnica y profesionalismo, los dos
hemos hablado sin máscaras. Demostramos ser honestos y claros.
Pero aún falta la tercera y definitiva caída; por lo tanto, sería
muy interesante estar frente a frente para hablar de los temas en los
que coincido con Lulú, como es el amor propio, la autoestima en los
seres humanos, el intentar vivir y ver la vida como si ésta fuera un
juego.
Que hablemos de la manera en cómo logramos separar el trabajo de
nuestra vida privada, de la forma de dar y recibir cuidados y amor
equitativo con nuestra pareja, así de cómo disfrutamos del verdadero
amor. Pero sobre todo, del tema que más nos identifica: el ocultar
nuestro rostro.
Así que mi bella y seductora rival, te propongo realizar la tercera
caída de nuestra lucha frente a frente en una cena íntima a la luz de
la luna, en el lugar que tú elijas y obviamente con un réferi justo y
neutral que dé el veredicto final.
No sé qué opines, pero sería muy justo regalarles a nuestros
fieles lectores unas fotografías en donde estemos tú y yo juntos.
¿Aceptas?.
Querido amigos lectores de esta columna: ¿Creen ustedes que por fin
Lulú Petite descubra su rostro en ese encuentro para todos ustedes?
¿Creen que lo haga sólo conmigo? ¿Aceptará ese encuentro?
De ser así, ¿ustedes qué le preguntarían?, ¿qué prepararían especial para una mujer tan especial como ella?
Yo seguiré esperando sus comentarios en grafico@elhijodelsanto.com.mx y
aprovecho para agradecer todos sus comentarios y sugerencias. He leído
con detenimiento cada mensaje que me han enviado y les dejo las ligas
para entrar a Internet, donde podrán leer el mano a mano entre esta
bella mujer y su servidor.
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.
EL HIJO DEL SANTO
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